La gestión y soberanía del Canal de Panamá han generado un nuevo enfrentamiento internacional entre el presidente panameño, José Raúl Mulino, y el mandatario electo de Estados Unidos, Donald Trump. Las tensiones se desataron luego de que Trump, en su red social Truth Social, amenazara con demandar el control del canal si Panamá no garantiza una operación “segura y confiable”.
Trump calificó las tarifas actuales del canal como una “estafa” para Estados Unidos y denunció una supuesta influencia china en su manejo. “Esta completa estafa cesará inmediatamente”, afirmó, y añadió que la infraestructura, construida inicialmente por EE. UU., no debería caer en “manos indebidas”.
En respuesta, Mulino rechazó categóricamente las acusaciones y defendió la soberanía panameña. En un video publicado en X, el mandatario aseguró que “cada metro cuadrado del canal es y seguirá siendo de Panamá” y exigió respeto por parte de Estados Unidos. Mulino enfatizó que el canal no está controlado por China ni por ninguna otra potencia extranjera, y reiteró la independencia de la administración panameña.
La disputa escaló con un nuevo mensaje de Trump en Truth Social, acompañado por una fotografía que decía: “¡Bienvenidos al Canal de Estados Unidos!”. A pesar del tono, Mulino expresó su esperanza de mantener una relación respetuosa con el próximo gobierno estadounidense, priorizando temas como la migración y el narcotráfico.
El canal, construido por Estados Unidos en 1914 y entregado a Panamá el 31 de diciembre de 1999 bajo los acuerdos Torrijos-Carter de 1977, ha sido un símbolo de la soberanía panameña desde entonces. El expresidente panameño Martín Torrijos calificó las declaraciones de Trump como “una ofensa” y recordó que cualquier intento por retomar el control sería inaceptable.
Esta controversia pone en el centro del debate la geopolítica del comercio marítimo y la relación histórica entre Estados Unidos y Panamá.