El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Colombia tiene un nuevo presidente. Álvaro Hernán Prada fue elegido por unanimidad el 4 de diciembre para reemplazar a César Lorduy, quien renunció al cargo tras enviar una carta al presidente del Senado, Efraín Cepeda.
Lorduy deja una tarea compleja: la investigación sobre la supuesta violación de topes de financiación en la campaña presidencial de Gustavo Petro. Según los informes del CNE, se habrían excedido los límites en 5.355 millones de pesos , con irregularidades como aportes no reportados y omisiones en los gastos electorales.
Entre los casos destacados se encuentran financiaciones de Fecode, la USO y el Polo Democrático , así como un gasto de más de 2.000 millones de pesos en transporte aéreo . Este panorama pone en el centro del debate la transparencia en las campañas y abre la posibilidad de sanciones administrativas.
El presidente Petro ha criticado la imparcialidad de Prada, debido a su supuesta cercanía con el expresidente Álvaro Uribe. Mientras tanto, Prada enfrenta desafíos personales: ha tenido que enviar a su familia al extranjero tras recibir amenazas relacionadas con su rol en esta investigación.
El Consejo de Estado ratificó la autoridad del CNE para investigar estas irregularidades, reforzando su independencia como garantía de la democracia. Sin embargo, este enfrentamiento incrementa la polarización política y plantea preguntas sobre la imparcialidad y la robustez de las instituciones colombianas.
La situación podría marcar un antes y un después en la supervisión de las finanzas electorales , destacando la necesidad de reforzar mecanismos para evitar prácticas desleales.