La comunidad de los barrios Popular, Olímpico, 2000, Villa del Sol, Ceiba y zonas aledañas en Villavicencio ha manifestado su descontento por la demora en la finalización de las obras de mejoramiento del sistema de alcantarillado y aguas lluvias. El contrato, adjudicado a la empresa estatal EDESA, prometía entregar las obras en noviembre de 2023, sin embargo, los vecinos denuncian que el avance apenas llega al 60%, lo que hace improbable que se cumpla con la fecha pactada.
“Nos dijeron que las obras estarían listas en noviembre, pero al ritmo que van, parece que las entregarán en abril del próximo año”, comenta un vecino del barrio Villa del Sol.
Los habitantes de estos barrios, que han soportado polvo, vías deterioradas y problemas de inundaciones, han expresado su malestar por la falta de personal en las obras y la mala gestión de EDESA, quien suspendió los riegos de control del polvo que afecta gravemente a la salud de los residentes, especialmente a niños y adultos mayores.
Otra de las quejas de los vecinos es sobre la gestión del sistema de acueducto, pues se han retirado los contadores de agua en algunos predios sin una solución clara de cómo se va a proceder, generando incertidumbre sobre quién debe asumir los costos de la nueva instalación.
Ante la falta de respuesta de EDESA y de la Gobernación del Meta, los líderes comunitarios han advertido que tomarán medidas más drásticas si no obtienen respuestas. Las acciones contempladas incluyen el bloqueo de vías principales, e incluso, un bloqueo de la vía Bogotá-Villavicencio.
“No es solo el polvo o las vías destruidas, también estamos hablando de riesgos de salud. La gobernación no se pronuncia y nosotros no vamos a quedarnos callados”, afirma un representante del barrio La Ceiba.
Con las obras detenidas y sin un claro cronograma de avance, la comunidad no solo está preocupada por la demora, sino también por la transparencia en la gestión del proyecto, que sigue sin cumplir con los plazos acordados.
De no recibir una respuesta satisfactoria, la movilización social promete intensificarse, con consecuencias directas en el tránsito y la economía de la ciudad.
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