La falsa estabilidad económica en Colombia: un crecimiento insostenible

Andres Julian Rozo Rojas

octubre 15, 2024

En los últimos años, organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han elogiado la estabilidad económica de Colombia. Este reconocimiento, junto con previsiones optimistas de crecimiento por encima del promedio latinoamericano, genera la ilusión de que la economía colombiana se encuentra en una senda de estabilidad y progreso. Según (Banco Mundial, 2024), el país alcanzaría un crecimiento económico del 3,6% muy por encima de años como el 2020, respaldado por un aumento en el consumo de los hogares, un nivel sostenido de inversión extranjera y un sistema fiscal que, aunque mejorable, muestra cierta fortaleza en el recaudo tributario (hasta ahora).

Sin embargo, más allá de este aparente optimismo, un análisis detallado revela una realidad económica mucho más precaria y desequilibrada. A pesar de los indicios de una economía estable, las cifras esconden problemas estructurales profundos que podrían desencadenar una crisis en cualquier momento. El déficit comercial del país ya supera los 7.000 millones de dólares, y las exportaciones han caído 18.000 millones de dólares en comparación con 2012 (Departamento Administrativo Nacional de Estadistica, 2024). Este debilitamiento de las exportaciones, sumado al crecimiento sostenido de las importaciones, evidencia un desequilibrio en la balanza comercial que podría resultar insostenible a largo plazo.

Aún más alarmante es el aumento de la deuda externa, que ha alcanzado el 48,6% del Producto Interno Bruto (PIB), un incremento considerable desde 2013, cuando representaba el 32% (Revista Portafolio, 2024). Este aumento refleja la creciente dependencia de Colombia de financiamiento externo, lo que podría convertirse en una amenaza para la estabilidad financiera del país en un entorno de incertidumbre económica global.

Por otro lado, la presión tributaria en Colombia sigue siendo extremadamente baja en comparación con otros países de la región. A pesar de que el recaudo tributario ha mostrado un crecimiento constante, su proporción respecto al PIB ha disminuido, alcanzando un 19,7% en 2022, una cifra preocupantemente baja (OCDE, 2023). Esto refleja un sistema fiscal débil, incapaz de generar los ingresos suficientes para cubrir las necesidades de inversión pública en sectores clave como la salud, la educación y la infraestructura.

Además, las señales de vulnerabilidad económica se hacen evidentes en el mercado laboral. En Julio de 2024, la tasa de desempleo alcanzó el 9.9% con un aumento de 0,3 puntos porcentuales respecto al año anterior (BBVA Research, 2024). Este fue el vigésimo primer mes consecutivo de aumento en el desempleo, lo que subraya la falta de generación de empleo en un contexto de crecimiento económico. La situación es aún más grave cuando se observa el aumento del subempleo, que afectó a más de 9 millones de personas en el mismo período.

Es evidente que la industria y el sector agropecuario han sido los principales afectados por la pérdida de empleos, con una disminución de más de 200 mil puestos de trabajo en 2024 en comparación con el año anterior. Las cifras muestran que el mercado laboral colombiano no solo enfrenta un alto nivel de desempleo, sino también un subempleo masivo y la pérdida de empleos formales, lo que debilita aún más la estructura económica del país. Las diferencias de género en el desempleo también son notorias, con una tasa de desocupación femenina del 14%, muy superior a la de los hombres, que se sitúa en el 8,5%. Esta brecha refleja desigualdades persistentes que siguen sin abordarse adecuadamente (El Colombiano, 2024).

La situación se complica aún más con las propuestas de reforma laboral que buscan culpar a las características del mercado laboral de las dificultades económicas del país. En lugar de reconocer las deficiencias estructurales, estas reformas promueven una mayor flexibilización laboral, como el contrato por horas y otras disposiciones que legalizan salarios por debajo del mínimo. Si bien estas medidas pretenden formalizar a trabajadores informales, en la práctica solo precarizan aún más sus condiciones laborales sin ofrecer mejoras reales en términos de estabilidad y seguridad social.

Por otro lado, la anunciada reforma pensional amenaza con desmantelar el régimen de prima media y reemplazarlo por un sistema de ahorro individual que beneficiaría principalmente a los fondos privados de pensiones. Este cambio no solo afectaría negativamente a las futuras generaciones de pensionados, sino que también consolidaría la concentración de riqueza en un sector financiero que ya controla gran parte de los recursos de ahorro del país. En lugar de fortalecer el sistema de seguridad social, esta reforma parece diseñada para satisfacer los intereses de los grandes capitales financieros a expensas del bienestar de los trabajadores.

Es innegable que la economía colombiana está profundamente vinculada a las fluctuaciones de la economía global, lo que la hace especialmente vulnerable a crisis externas. Sin un margen de maniobra fiscal suficiente debido a la rigidez de las políticas neoliberales, el gobierno tiene pocas herramientas para mitigar los efectos de las crisis económicas internacionales. A medida que la población se empobrece y los salarios permanecen estancados, se observa un proceso preocupante de desindustrialización, mientras que las importaciones de alimentos aumentan de manera desmesurada.

Un crecimiento económico sin generación de empleo no puede considerarse sostenible. En Colombia, no se están creando nuevas empresas manufactureras ni explotaciones agrarias que impulsen el crecimiento. La falta de acceso a crédito barato y de largo plazo limita la capacidad de inversión de las empresas, mientras que la débil conexión entre estas y los centros de investigación y desarrollo impide el fomento de la innovación, un factor clave para el crecimiento económico sostenible.

Sin duda el panorama económico de Colombia está plagado de inconsistencias. Aunque algunos indicadores superficiales apuntan a un crecimiento moderado, las debilidades estructurales subyacentes amenazan con desestabilizar la economía en cualquier momento. La falta de generación de empleo, el creciente déficit comercial, el aumento insostenible de la deuda externa y la precarización del mercado laboral son señales claras de que el modelo económico actual no es viable a largo plazo. Frente a este escenario, es necesario replantear las políticas económicas del país para evitar que se agraven los problemas estructurales y se desencadene una crisis de gran magnitud: se hace necesario un llamado urgente al gobierno del presidente Petro para que actúe ¡YA!

Referencias

BBVA Research. (2024). Colombia | La tasa de desempleo nacional fue 9,9% en julio. https://www.bbvaresearch.com/wp-content/uploads/2024/08/FlashEmpleoJul24.pdf

Banco Mundial. (2024, October 9). Colombia: panorama general. https://www.bancomundial.org/es/country/colombia/overview

Departamento Administrativo Nacional de Estadística. (2024). Exportaciones 2024. https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/comercio-internacional/exportaciones

El Colombiano. (2024, June 18). “¿De qué sirve crecer, si se perdieron 200.000 puestos de trabajo en el agro?”: presidente de la Sociedad de Agricultores. https://www.elcolombiano.com/negocios/jorge-bedoya-presidente-de-la-sac-habla-sobre-el-crecimiento-economico-en-el-agro-colombiano-PI24797668

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. (2023). Recaudación tributaria como porcentaje del PIB. https://www.oecd.org/content/dam/oecd/en/topics/policy-sub-issues/global-tax-revenues/estadisticas-tributarias-america-latina-caribe-colombia.pdf Revista Portafolio. (2024, June). Deuda externa de Colombia bajó al 48,5 % del PIB a junio. https://www.portafolio.co/economia/finanzas/deuda-externa-de-colombia-bajo-al-48-5-del-pib-a-junio-613034

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